Mamá, se me ha escapado la caca



Aro es un niño de seis años, simpático, alegre y curioso. Su nombre es en realidad Amaro, pero todos le llaman Aro.  Es más fácil de recordar.
Aro tiene a sus dos mejores amigos. El primer mejor amigo se llama Manuel (en realidad le llaman Manu) y su segunda mejor amiga se llama Martina (a ella le gusta que la llamen Tina).

Manu, Tina y Aro, juegan juntos todas las tardes después de salir de clase.  Comparten sus juguetes en casa de Aro, mientras su mamá les prepara ricas meriendas.
Que si galletas, que si bizcochos, que si pasteles…¡¡¡Madre mía qué rico está todo!!!

Una tarde de lunes, Aro no quiso jugar con sus mejores amigos como era de costumbre.  Había regresado del cole triste y callado.  Durante la mañana se había hecho caca encima y la “seño” se había enfadado con él.
-Mamá, mamá, hoy se me ha escapado la caca -le dijo Aro a su madre en el camino de vuelta a casa.
-Tranquilo Aro, verás como mañana no te vuelve a pasar -le dijo su mamá con cariño.

Al día siguiente, martes, Aro tampoco quiso jugar con sus dos mejores amigos.  Había regresado del cole triste y callado.
Durante la mañana se había hecho de nuevo caca encima y en esta ocasión no sólo se había enfadado la señorita, también su amigo Manu.  Manu no entendía por qué Aro ya no quería jugar con él.

-Mamá, se me ha escapado la caca -le dijo a su madre en el camino de vuelta a casa.
-Tranquilo Aro, verás cómo mañana no te vuelve a pasar -contestó mamá con cariño y algo preocupada.

Llegó el miércoles, Aro, al igual que el lunes y el martes, no quiso jugar con sus dos mejores amigos.  Volvía a estar serio y callado.
Por la mañana, se había hecho caca encima otra vez, pero en esta ocasión, además de la “seño” y Manu, también se había enfadado Tina.  Tina, no entendía tampoco por qué Aro ya no quería jugar con ella.

-Mamá, mamá, otra vez se me ha escapado la caca -le dijo a su madre en el camino de vuelta a casa.
-Tranquilo Aro, verás cómo mañana no te vuelve a pasar -le contestó mamá bastante preocupada.

El jueves por la tarde llegó, y tal y como había pasado el lunes, el martes y el miércoles, Aro no quiso jugar con sus dos mejores amigos. Estaba muy triste y callado. Durante la mañana se le había vuelto a escapar la caca. La “seño”, Manu y Tina seguían enfadados con él.
-¿Se te ha vuelto a escapar la caca, Aro? -preguntó mamá de vuelta a casa.
-Sí, mamá…no me he dado cuenta –contestó Aro cabizbajo.
-Tranquilo Aro. Mira, he invitado a Manu y a Tina a merendar para que volváis a ser amigos de nuevo.
-¡Pero mamá!-exclamó Aro sorprendido-, están enfadados conmigo.
-No, Aro, no.  Ellos no están enfadados contigo. Están preocupados.  Quieren saber por qué ya no juegas con ellos –le dijo mamá.

Aro no entendía nada. Sus amigos no estaban enfadados con él.  Todo lo contrario. Estaban preocupados.  Eso lo cambiaba todo. Una enorme sensación de seguridad inundó su corazón.
Aro recibió la visita de Manu y Tina con una tímida sonrisa.  Sus amigos corrieron hacia él con los brazos abiertos para darle un fuerte achuchón.

Habían pasado de ser “MEJORES AMIGOS” a “SÚPER MEJORES AMIGOS”.

Así que el viernes por la tarde llegó. El fin de semana comenzaba. Durante la mañana, Aro, ya no se había hecho caca encima.  La “seño” volvía a estar contenta. Manu, Tina y Aro, se habían vuelto inseparables.

-Mamá, hoy NO se me ha escapado la caca –le dijo requetefeliz a su mamá en el camino de vuelta a casa.
-Estoy muy orgullosa de ti, Aro. ¿Me ayudas a preparar una rica tarta de chocolate? –le preguntó su mamá.
-¡Por supuesto! ¡Una súper tarta de chocolate! -contestó Aro, FELIZ.

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