El ladrón de mascarillas

 


En la ciudad de Lalalupe, todo el mundo lleva puestas las mascarillas de tela que cose Fani, la araña, en su taller de costura. 
Sus mascarillas son muy conocidas por las divertidas telas de color que utiliza para confeccionarlas y cada vez llegan al pueblo más clientes de otros lugares para comprarlas. 
Esta mañana Fani volvió al taller para repartir los pedidos de mascarillas que dejó preparados la noche anterior. Cuál fue su sorpresa cuando al llegar comprobó que todas habían desaparecido. Las habían robado. 
Después de pensar un buen rato, Fani decidió ir a casa de su amiga Lola, la hormiga, para pedirle consejo sobre lo que había sucedido. Lola, se quedó tan sorprendida con la noticia del robo de las mascarillas como su amiga costurera, y decidieron ir a visitar juntas a tres vecinos del pueblo de los que sospechaban podrían haber robado las mascarillas. 
En primer lugar, visitaron a Rodolfo, el zorro del pueblo. 
Cuando llegaron a casa de Rodolfo, llamaron a la puerta…una, dos y hasta tres veces. Pero nadie abrió. El Sr. Ratón, que pasaba por allí, se acercó de puntillas y les dijo: 
-Buenas tardes señoras, Rodolfo no está en su casa. Se marchó ayer de vacaciones en su caravana. 
Fani y Lola se miraron sorprendidas. 
En segundo lugar, fueron a visitar a Pedro, la liebre. 
-Toc, toc, toc - golpearon Fani y Lola la puerta de la casa de Pedro. 
Pero nadie abrió. 
El Sr. Ratón, que pasaba por allí, les dijo: 
-Buenas tardes señoras, Pedro no está en su casa. Ayer se marchó con su moto a visitar unos familiares que viven lejos de aquí. 
Fani y Lola miraron al ratón extrañadas. 
Por último, fueron a visitar a Marga, la ardilla. 
Una vez allí, llamaron a su puerta, pero, mira por donde, nadie contestó. 
El Sr. Ratón que pasaba por allí, les dijo: 
-Buenas tardes Señoras, Marga se marchó ayer, saltando de árbol en árbol, con su mochila a cuestas, para pasar el invierno en casa de su hermana y no sé cuándo regresará. 
Fani y Lola se miraron pensativas. 
Estaba claro que ni Rodolfo, ni Pedro, ni Marga podían haber robado las mascarillas. 
Entonces…¿Quién habrá sido? 
Cansadas y ya en el camino de vuelta a casa, Fani y Lola, se cruzaron con Pati y Sabi, conejitas y hermanas gemelas que vivían en una casita construida debajo de uno de los árboles más grandes de Lalalupe. 
-Hola vecinas, ¿a dónde vais? - les preguntó Fani. 
-Vamos a visitar a Susi y a sus conejitos bebés que nacieron ayer. ¿Nos acompañáis? - contestaron las hermanas entusiasmadas. 
-Claro que sí - respondieron Fani y Lola. 
Pati, Sabi, Fani y Lola siguieron caminando juntas hacia la casita donde habían nacido los nuevos conejitos. Por el camino, por casualidad, volvieron a cruzarse con nuestro amigo el Sr. Ratón que no se cortó ni un pelo en preguntarles hacia dónde se dirigían. A lo que ellas contestaron a la vez: 
- ¡Vamos a conocer a los nuevos conejitos que han nacido! 
- ¡Me apunto! - contestó el Sr. Ratón. 
Después de una larga caminata, todos juntos, llegaron a la casita donde los preciosos conejito
s blancos recién nacidos, permanecían dormidos profundamente en sus cunitas con sus mascarillas puestas, muy familiares. 
-Pero… ¿Qué sorpresa es ésta? -pensó Fani al ver que todos y cada uno de los conejitos bebés, llevaban puestas las mascarillas que habían desaparecido de su taller la noche anterior. 
-Señoras, acaban de descubrir al culpable de la desaparición de las mascarillas. He sido yo, aclaró el Sr. Ratón delante de todos ,estos preciosos conejitos, continuó, nacieron por sorpresa durante la madrugada y sus padres no habían tenido ocasión de comprarles sus mascarillas. Así que yo, que pasaba por aquí , decidí ir al taller para coger prestadas las mascarillas de Fani. Mi intención no era robarlas. Tan sólo quería ayudar. 
Fani y Lola, al saber lo ocurrido, se sintieron cada vez más pequeñas y avergonzadas por sospechar de Rodolfo, Pedro y Marga. ¡Madre mía! ¡Qué horror! 
Cuando sus vecinos regresaran a Lalalupe de sus respectivos viajes, tendrían que darles una explicación y pedirles disculpas. 
Pero hasta entonces, el Sr. Ratón les prometió guardar el secreto.

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